E.UU.:
la "carnicería" de la
pandemia en la Nación Navajo, el lugar con mayor número de casos per cápita del
país
Lioman
Lima,
BBC
News Mundo:
19 mayo
2020.


I
Cuando Marie Hoskie oyó hablar del
coronavirus por primera vez en la radio local de la Nación Navajo, la reserva
india más grande de EE.UU., se quedó paralizada.
No por
el virus en sí, dice, sino por una de las recomendaciones más sencillas para
evitarlo.
"Decían que había que lavarse las
manos durante 20 segundos… Y yo me decía, pero cómo voy a hacer eso si ni
siquiera tengo agua para beber, para cocinar, para limpiar",
cuenta a BBC Mundo.
¿Quiénes
son los navajos, la tribu que logró la mayor compensación de la historia en
EE.UU.?
Las
mujeres que fueron esterilizadas en Estados Unidos sin su consentimiento
Hoskie
vive en Monument Valley una de las tantas comunidades de la Nación Navajo que
ha golpeado con saña el Covid-19.
Y ella,
como como muchos allí, debe manejar casi 30 kilómetros varias veces a la semana
para encontrar una fuente de agua potable.
"Ahora nos dicen que debemos estar en
casa. Pero yo tengo que salir quiera o no, porque si no, no tenemos agua,
comida, nada", afirma.
Su caso
no es el único. Casi el 40% de los navajos que vive a lo largo de la reserva no
tiene agua potable.
La
electricidad, el internet o las carreteras pavimentadas son otro lujo allí.
Y ahora,
como si ya fuera poco, el Coronavirus hace de las suyas en la reserva como no
lo ha hecho con ningún otro lugar de Estados Unidos.
La
Nación Navajo es actualmente el espacio habitado que más casos de Coronavirus
tiene por cápita en el país.
El
número de contagios allí, en comparación con su población, está por encima de
Nueva York y Nueva Jersey y es superior, incluso, al número total de contagios
de países enteros.
Hasta
este lunes unos 4.000 navajos se habían contagiado y más de 170 habían muerto
de Covid-19.
"Aquí hay gente que ha perdido padre,
madre, hermano en solo un par de semanas. Nos está golpeando fuerte, muy
fuerte", lamenta Hoskie.
II
Si la nación navajo fuera un país, tendría
tres veces el tamaño de El Salvador. Si fuera una isla, en ella cabrían
apretados Haití y República Dominicana.
Es la
reserva india que mayor superficie ocupa en Estados Unidos: cubre áreas de tres
estados (Arizona, Utah y Nuevo México), aunque es solo una parte de las tierras
que un día tuvieron y de las que les despojó el gobierno de EE.UU.
Actualmente
solo viven en ella unas 170.000 personas, descendientes de uno de los grandes
pueblos originarios del Lejano Oeste.
Aunque
viven de la minería o de los hoteles y casinos, como muchas otras reservas
indias, los navajos también sufren un elevado índice de pobreza, abuso de
sustancias, violencia sexual, bajos niveles de educación, desempleo, servicios
de salud deficientes y viviendas precarias.
De
hecho, según varios estudios, si se consideraran un estado, serían el más pobre
de todo EE.UU.
Datos
del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano indican que más de un tercio
de los hogares Navajo están sobrepoblados o carecen de agua, inodoro,
electricidad, calefacción, refrigeradores u otras necesidades básicas.
Es también
la reserva india más tóxica: alberga 521 minas de uranio abandonadas, cuatro
procesadores inactivos de ese metal y más de 1.100 sitios de desechos
radioactivos que han contaminado el agua, de acuerdo con investigaciones de la
Agencia de Protección Ambiental.
III
Al parecer, todo comenzó con una
celebración religiosa.
Los
navajos, que tienen sus ritos ancestrales, también se han visto influidos por
congregaciones evangélicas que les prometen una mejor vida tras los numerosos
sufrimientos en el reino de este mundo.
Varias
personas de diferentes lugares se reunieron a mediados de marzo para un culto
en la comunidad de Chilchinbeto, en Arizona.
Alguien
enfermo con Covid-19 también estuvo allí para cantar alabanzas y desde
entonces, la enfermedad se ha esparcido por toda la reserva como una maldición.
"Creo que la forma en la que la
enfermedad se ha diseminado tan rápido allí tiene que ver con las propias
condiciones en las que viven las comunidades", le
dice a BBC Mundo la doctora Carolina Batista, que acudió a prestar ayuda a la
reserva como parte de un equipo de Médicos Sin Fronteras.
La
doctora señala que la falta de acceso al agua potable, el hecho de que muchas
generaciones convivan en la misma vivienda y la escasa infraestructura médica
dentro de la comunidad son algunos de los factores que explican los terribles
números del Covid-19 en la reserva.
"En estas comunidades a veces tienen
cuatro generaciones en la misma casa, por lo que si uno se enferma, los demás
miembros de la familia también lo harán", señala.
"Los hospitales son
escasos y carentes de recursos y de personal… Pero además, ¿cómo puedes
implementar la básica y elemental medida de lavarte las manos cuando no tienes
agua corriente?", agrega la médica brasileña.
Batista,
que como parte de su trabajo ha estado en alguna de las naciones más pobres del
mundo en medio de crisis humanitarias, asegura que la Nación Navajo "tiene muchos de los problemas que
Médicos Sin Fronteras ve en muchos de los países" en los que colabora.
"Lo que muchos no se esperarían es que
circunstancias que son frecuentes en naciones de África o naciones pobres de
Asia o América Latina también puedan encontrarse en el país más desarrollado
del mundo", dice.
IV
Me
llamo Michelle Tom. Fui basquetbolista profesional y ahora soy una de las pocas
médicas de origen Navajo que sirven en su comunidad.
Trabajo en un hospital en Winslow, Arizona,
un pequeño pueblo en la frontera sur de la Nación Navajo.
Nunca dudé que tenía que regresar a mi
comunidad después de estudiar medicina.
Podía haberme quedado en otros hospitales
en alguna gran ciudad donde, seguramente, no me faltarían recursos o tendría
mejores condiciones, pero eso no era una opción para mí.
Creo que tiene que ver con la forma en la
que nos criamos los navajos. Tú, como individuo, nunca estás primero: lo primero
es tu familia y tu comunidad.
Lo que no imaginé es que un año después de
volver me iba a encontrar con algo así.
Es un momento muy emotivo en mi vida,
quizás el más intenso que he tenido durante toda mi carrera.
La mayoría de los pacientes que llegan
enfermos con Coronavirus a mi hospital son personas que conozco desde que era
niña. No son extraños para mí.
Este es mi hogar, esta gente es mi familia.
Los miembros de nuestro clan son todos familia, porque sentimos que estamos
conectados unos con otros.
Y eso solo hace que mi angustia aumente.
Llego cada día a trabajar y no tengo
suficientes pruebas, solo puedo testear a los que están muy enfermos. No tengo
cardiólogos ni otros especialistas necesarios en estos casos para atenderlos.
Para toda la Nación Navajo, solo hay 25
camas de cuidados intensivos, por lo que muchos pacientes necesitan ser
trasladados por aire a otros hospitales a cientos de millas de aquí y en esta
enfermedad el tiempo de la atención puede significar también vida o muerte.
Tampoco tengo equipos de protección
necesarios ni para mí ni para mi equipo. He tenido que comenzar a trabajar con
una ONG para poder acceder a ellos.
Desde mediados de marzo, me tuve que mudar
de casa para no poner en riesgo a mi familia. Yo crecí en una casa de nueve
miembros y todos estamos muy unidos.
Es una situación muy difícil para mí y
también de mucha impotencia, porque a veces hay cosas que por más que quiera
hacer para ayudar a los míos, no están en mis manos.
V
Cuando Amber Kanazbah Crotty necesita hacer
compras, debe viajar casi 65 km hasta el supermercado más cercano a su casa.
La
delegada del Consejo de la Nación Navajo, una especie de Congreso en el
gobierno interno de la reserva, dice a BBC Mundo que esta es la realidad de
miles de personas allí.
"Somos un desierto de comida, los
supermercados son pocos y las ofertas son escasas. Esto hace no solo que el
distanciamiento social sea más difícil, sino que al estar mal alimentados,
podamos hacerle menos frente al virus", afirma.
De
acuerdo con Kanazbah Crotty, encontrar comida fresca en la Nación Navajo es
casi una utopía, de ahí los altos índices de enfermedades asociados con la mala
alimentación dentro de la población.
Una
investigación de la Diné Community Advocacy Alliance, un grupo de expertos
navajo, señala que a lo largo de la reserva solo hay diez supermercados y que
el 80% de los alimentos que se venden puede considerarse "comida chatarra".
"La comida más accesible es la de peor
calidad y eso incide en que tengamos altos índices de diabetes, de obesidad, de
enfermedades cardiovasculares, que son condiciones que sabemos que inciden en
la mortalidad del coronavirus", dice Kanazbah Crotty.
"También tenemos problemas
respiratorios y cáncer porque tenemos minas de carbón y de uranio, que son
cosas que han impactado nuestros cuerpos por años y que nos han debilitado la
respuesta que podríamos tener para el virus",
agrega.
Según
cifras oficiales, casi un cuarto de los habitantes de la Nación Navajo sufre
diabetes, mientras casi el 10% padece alguna enfermedad cardiovascular y cerca
de la mitad de la población es obesa.
"Creo que todo eso es la causa de que
si bien en muchos países el coronavirus está matando más a personas mayores,
aquí los rangos de muerte rondan los 55-65 años. Y a diferencia de otros
lugares, no solo tenemos un alto nivel de casos positivos, sino también un alto
nivel de fatalidad".
Pero
aunque los jóvenes también están siendo golpeados, uno de los mayores temores
entre la comunidad Navajo son sus mayores, considerados figuras sagradas y
sabias dentro de su tradición y que, sin embargo, no tienen los recursos
culturales para entender qué está sucediendo.
"Tenemos una población adulta que es
monolingüe, por lo que toma tiempo y experticia tratar de traducirles al idioma
navajo", dice.
"Algunos han oído por la
radio sobre el Covid-19, pero el navajo es una lengua muy descriptiva por lo
que lleva mucho esfuerzo explicarles", agrega.
Los
navajos llaman a la nueva enfermedad "Dikos
Ntsaaígíí-Náhást'éíts'áadah" lo que significa, literalmente, la "gran enfermedad de la tos 19".
"Les explicamos que afecta a los
pulmones, que tendrán dificultad para respirar, que da mucha tos, que tendrán
fiebre. Tenemos que explicárselo detalle por detalle porque de lo contrario no
entienden de qué les hablamos".
VI
Para Allison Barlow, directora del Centro
Johns Hopkins para la Salud de los Indios Estadounidenses, la situación que se
vive en la Nación Navajo desde hace décadas creó "una tormenta perfecta" para que una crisis como la del Coronavirus
generara una "carnicería
humana" allí.
"Lo que vemos hoy es el resultado de
un sistema fallido y disfuncional que se ha mantenido generación tras
generación", dice a BBC
Mundo.
De
acuerdo con la experta, la situación en la reserva, así como en la mayoría de
las tribus indias de EE.UU., tiene como causa "la inacción del gobierno federal, que no ha respetado por años
las condiciones de los acuerdos con esas naciones".
Tras
usurparle su territorio a la mayoría de las tribus indias durante su expansión
territorial -y tras años de conflictos-, EE.UU. se comprometió a ofrecerles un
trato especial a los miembros de los pueblos originarios.
Como
pasó con otras comunidades, el gobierno firmó hace más de un siglo un tratado
con la Nación Navajo en el que se responsabilizaba para ofrecerles, entre
otros, servicios de salud, educación y seguridad social.
"Al final, en la práctica, el gobierno
federal siempre ha fallado en financiar adecuadamente y apoyar estos programas.
No importa que sean republicanos o demócratas los que estén en la Casa Blanca.
El maltrato a las poblaciones indias ha sido una constante",
opina.
"Generación tras
generación, los navajos han enfrentado las tensiones de sufrir la opresión de
la falta de recursos, insuficientes infraestructuras, electricidad o acceso a
internet. El covid-19 solo ha sacado a la luz el sistema roto en el que el
gobierno de EE.UU. los obliga a vivir", agrega Barlow.
BBC Mundo intentó contactar con
la Oficina de Asuntos Indígenas, la agencia del gobierno de EE.UU. responsable
de los pueblos originarios, para conocer su visión sobre este tema y los
señalamientos que se le hacen en esta historia, pero de momento no tuvo
respuesta.
VII
Mi
nombre es Greg Casarroja. Pertenezco al clan Todich'iinii (Agua Amarga) y nací
en el clan Bit'ahnii (Brazos Doblados). Ahora enseño en el Colegio Diné, una
universidad de los navajos en Tsaile, Arizona.
Aquí en la Nación Diné (ese es nuestro
nombre originario) creo que la pandemia de Covid-19 ha abierto la conversación
sobre nuestros valores tradicionales.
En nuestras enseñanzas ancestrales, creemos
que todo en el universo está relacionado con nosotros y todo está relacionado
entre sí. Todos y todo tienen su lugar legítimo en este universo.
En nuestra cultura tenemos un refrán: solo
tú puedes tomar la iniciativa.
Son tiempos duros, pero los Diné estamos
siendo probados y comenzamos a darnos cuenta una vez más de que nuestra
historia, cultura, canciones y oraciones están cargadas de remedios para
enfrentar a los monstruos que deambulan por la Tierra.
En estas circunstancias tan difíciles que
vive nuestra nación, hacemos ofrendas a la tierra, ofrendas a los elementos.
Muchos están tomando medicinas naturales
que saben preparar nuestros sabios, sin embargo también hemos estado perdiendo
a los que tenían ese conocimiento ancestral.
Pero los Diné también estamos seguros de
que esto pasará.
Al final sabemos que la Madre Tierra
siempre nos provee y nos protege y al morir, solo regresamos a ella.
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